Corum Admiral AC-One 45 Chronograph BronzeAl contrario de las piezas realizadas en bronce bruto y que envejecen con el tiempo o, en otras palabras, que se degradan, Corum ha llevado al límite todo su potencial y ha desarrollado una caja en bronce totalmente patinado. Este tratamiento exclusivo de la marca confiere a la pieza un carácter marino más pronunciado y, sobre todo, demuestra un mayor dominio que las creaciones en bronce bruto. Cada uno de los Admiral AC-One 45 Chronograph Bronze es único, ya que la alteración de la aleación es distinta cada vez.

«La idea era llevar el principio de la pátina del tiempo hasta el extremo, es decir, hasta la última fase permitida por el material antes de su degradación propiamente dicha», explica Jérôme Biard, CEO de Corum. «Con esto, hemos conseguido colores únicos que nos acercan a un ejercicio creativo puro, en el que cada reloj revela su singularidad y es acabado a mano. Es un trabajo que se acerca al arte contemporáneo, lo cual se inscribe perfectamente en el espíritu de Corum».

Brumas tostadas

Corum Admiral AC-One 45 Chronograph BronzeSus tonalidades también han sido reveladas: Corum viste a su Admiral AC-One 45 Chronograph Bronze de variaciones marrones que van del castaño al chocolate. Para concluir, la esfera de la pieza se ha elaborado especialmente en madera de teca y contribuye a armonizar el conjunto. Las vetas verticales, a semejanza de la auténtica cubierta de teca de un viejo buque, recuerdan el origen náutico de los Admiral.

A su alrededor, se despliegan los 12 gallardetes que caracterizan históricamente los índices de la colección. Los sobrevuelan grandes agujas esqueletadas animadas por un calibre automático de cronógrafo con una reserva de marcha de 42 horas. El conjunto se apoya en una correa de piel especialmente diseñada en los mismos tonos que la caja de 45 mm en bronce patinado.

«En contraste con las interpretaciones actuales del bronce, casi todas parecidas, nos ha parecido interesante desarrollar un enfoque más singular, más artístico y, al mismo tiempo, más coherente con el universo marino, como si la pieza acabara de ser extraída de un letargo en las profundidades del mar. Esta nueva composición es el resultado de una fuerza y una estética únicas», concluye Jérôme Biard.

 

 

 

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