Lugar de grandes contrastes, lleno de cultura e historia.

Por Marisol Zimbrón Flores / fotos: cortesía visitlondon.com

Esta vibrante metrópoli insular de origen celta, a orillas del río Támesis, ha sido cuna de innumerables leyendas, personajes míticos, piratas y celebridades. Está integrada por 32 boroughs o ciudades,  que conforman actualmente la denominada Gran Londres, una de las mayores áreas metropolitanas de Europa, más densamente poblada y con una gran variedad de razas y culturas que le confieren características únicas.

Pero la clásica e histórica Londres, propiamente dicha, está integrada sólo por ocho boroughs —entre ellos la City, el distrito financiero y centro histórico londinense, lugar de grandes contrastes que habremos de descubrir caminando por sus calles, en donde junto a los modernos y espectaculares rascacielos encontramos las más antiguas edificaciones.

Por avión, tren o carretera es muy fácil llegar a Londres, ya que cuenta con cinco aeropuertos perfectamente comunicados con la ciudad mediante un eficiente transporte público, además de una amplia red ferroviaria y estaciones, destacando Saint Pancras para recorridos internacionales; si llegas o partes de esta estación, no te pasará desapercibida la magnífica arquitectura de su edificio. También por carretera se llega desde la Europa Continental, a través del Eurotúnel, otra impresionante obra de la ingeniería.

Londres cuenta con una amplísima oferta de restaurantes para todos los gustos y todos los presupuestos, desde los pubs más típicos, como el memorable The Globe —ideal para brunch—, hasta restaurantes de fama internacional y asentada tradición como The Ivy, un hermoso y refinado sitio ubicado en Covent Garden, cuya decoración recuerda el más puro estilo inglés, y donde la atención y los platillos son de la más alta calidad. De igual forma, la oferta de hoteles es amplia, desde los grandes y lujosos, los muy exclusivos hoteles boutique hasta los más económicos y modestos hostales, por lo que sin duda encontrarás uno que se adecue a tus necesidades, presupuesto y gustos.

Es difícil decidir por dónde empezar nuestro recorrido y qué visitar de todo cuanto ofrece esta urbe, pero hay ciertos sitios que no podemos pasar por alto, como el Museo Británico, que entre sus grandes colecciones reúne importantes piezas de diferentes culturas antiguas, como la Piedra Rosetta del Egipto faraónico y los frisos del Partenón de la antigua Grecia, por citar sólo unos ejemplos; o la Galería Nacional de Arte (National Gallery of Art), el principal museo inglés de arte que, en su edificio de estilo neoclásico, exhibe muy destacadas pinturas de renombrados artistas europeos, que van del siglo XIII a finales del XIX.

Pero si prefieres algo menos tradicional en cuestión de museos y arte, tal vez quieras darte una vuelta por el Tate Modern, el Museo Nacional de Arte Moderno, por el Victoria y Alberto con sus colecciones de objetos diversos o por el museo de Londres Docklands para explorar la historia de esta ciudad y que exhibe parte de los objetos encontrados recientemente durante las excavaciones de una nueva línea de tren.

Seguramente has visto imágenes de esos monumentales edificios londinenses con características arquitectónicas muy propias, por lo que es altamente recomendable que recorras las zonas de Westminster Center y Whitehall en el Borough de Westmisnter, uno de los sectores más caros de Londres, con lujosos hoteles, boutiques y galerías, entre ellas la renombrada Christie´s Gallery, tan conocida por sus famosas subastas.

Como un ejemplo de esa monumentalidad está la imponente Abadía de Westminster, cuyos comienzos se remontan al siglo XI, lugar de coronación de reyes, fastuosos entierros y bodas reales. En la capilla de Enrique VII —de principios del siglo XVI— contemplarás un magnífico techo abovedado.

También ahí se erige la denominada —desde hace pocos años— Elizabeth Tower, que es la torre del Big Ben —la muy famosa campana que repica puntual e incansablemente cada hora— con el reloj de cuatro caras más grande del mundo y que es otro de los símbolos de Londres.

Tras un incendio que prácticamente acabó con el original Palacio de Westminster, se levantó el edificio del Parlamento o casas del Parlamento —sede de las dos cámaras inglesas— integrando al conjunto arquitectónico los recintos y elementos del antiguo palacio que no se vieron tan afectados por la conflagración, como el Salón Westminster.

Otra visita obligada es a la tan nombrada Torre de Londres (Tower of London) a orillas del Támesis, testigo de tantas historias acaecidas entre los muros del castillo medieval que inicialmente fue residencia real y que a lo largo de los años ha sido destinado a diversos usos, entre ellos prisión. Estar ahí nos hará recordar a Enrique VIII, quien mandó encerrar en la Torre de Londres a dos de sus seis esposas (a Ana Bolena y a Catalina Howard) cuando éstas perdieron sus favores, para luego decapitar a las desafortunadas. En este sitio podrás admirar las joyas de la corona, armaduras reales, así como algunos instrumentos de tortura y ejecución.

Londres cuenta con muchos parques y jardines, entre ellos Hyde Park —el más conocido. En su enorme extensión tiene un lago y es escenario de una gran variedad de eventos al aire libre; particularmente durante la época navideña se llena de actividades.

Vale la pena pasear por el Támesis —a pie o en ferry— y observar el que se considera el principal símbolo de la ciudad: el puente levadizo Tower Bridge (Puente de la Torre), ubicado frente a la Torre de Londres; te recomiendo cruzar algunos puentes para visitar sitios interesantes al otro lado del río, como el London Eye que en sus cápsulas se alcanzan los 135 metros de altura, para disfrutar de una magnífica panorámica de Londres; o The Globe Theatre, el teatro donde vieron la luz obras como Hamlet, El Rey Lear, Otelo y otras más del famoso dramaturgo inglés William Shakespeare y en donde cada verano se presentan funciones que atraen a un nutrido público.

Este paseo por la ribera del Támesis te llevará a la Catedral de Southwark de estilo gótico y junto a ella encontrarás el mercado de comida Borough Market; si te animas a adentrarte por la calle Clink te encontrarás con lo que queda del Palacio de Winchester, en una de cuyas paredes se conserva un bello rosetón románico.

Otros dos grandes símbolos en pleno corazón de Londres son Picadilly Circus, con su Fuente de Eros —punto de encuentro por su ubicación privilegiada en la que confluyen importantes calles y avenidas— y Trafalgar Square, con la Columna de Nelson en medio de dos fuentes. Por cierto, muy próximo a esta plaza se encuentra el Charing Cross, punto que marca el centro de Londres y desde el que se miden las distancias.

La oferta teatral es diversa y atractiva, desde obras clásicas hasta los musicales más recientes. Además, para los aficionados a las novelas de detectives, la cartelera de Londres incluye una de las más conocidas obras del ícono de las novelas policiacas: Agatha Christie. Se trata de “The mouse trap” (la ratonera) que, desde hace más de 50 años se ha presentado, de continuo, en el teatro St. Martin —ubicado en la zona de teatros  de Londres— constituyendo la obra con la temporada más larga en escena. Asistir es toda una experiencia y, ya estando por ahí, vale la pena caminar hasta la intersección entre las calles Great Newport y Long Acre, en pleno Soho, donde se encuentra el monumento a Agatha Christie.

Un partido de la Premier League; el Carnaval de Notting Hill a finales de agosto en West London; las obras de teatro y los musicales en West End; los preestrenos cinematográficos en Leicester Square; las compras en sus renombrados almacenes como Harrods o Selfridges; la Fashion Week —si lo tuyo es la moda— que se presenta dos veces al año en el Museo Nacional de Historia; conciertos y otros eventos como, por ejemplo, los que cada a lo largo del año acoge el espectacular Royal Albert Hall, y muchos atractivos más, harán de tu visita a esta ciudad una experiencia única e inolvidable que estoy segura te dejará con deseos de volver para comprobar que nunca te cansas de Londres.

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