Foto: Omega.

 

Desde su fundación en 1848, Omega se ha distinguido por una relojería ingeniosa y exquisita, por piezas innovadoras tanto en diseño como en tecnología. Su conocimiento, experiencia y continua búsqueda por superarse a sí misma la lleva a crear su primer Worldtimer, un magnífico ejemplo de la relojería del más alto nivel.

Lo impresionante de este reloj se encuentra apenas observamos su esfera, cuya sección exterior en platino y oro al chorro de arena sirve como marco a sus índices y agujas en oro amarillo de 18 quilates cubiertos con SuperLuminova y al círculo de destinos mundiales impreso en rojo (GMT) y en negro (+1 hora de verano) o en azul (lugares sin horario de verano). Como toque especial, los destinos incluyen a la ciudad de Bienne en GMT+1, la sede de Omega en Suiza.

En vibrantes colores destaca una esfera central de cristal de zafiro con un mapa mundial elaborado a mano con la técnica ancestral del esmalte. Esta exquisita vista sobre el Polo Norte está rodeada por una indicación de 24 horas.

La simétrica caja de 43 mm de diámetro está fabricada en platino y oro, e incluye una combinación de superficies pulidas y cepilladas. El fondo de la caja contiene un diseño de borde ondulado y varios grabados, que incluyen el respectivo número único de la Edición Limitada a 87 ejemplares.

El reloj es resistente al agua hasta 150 metros, y se acompaña de una pulsera de piel marrón con cierre desplegable, también en platino y oro.

Además de su intrincado diseño, el Omega Seamaster Aqua Terra Worldtimer es un Master Chronometer. Esto significa que tanto el reloj como su calibre 8939 han alcanzado el nivel más alto en cuanto a precisión, funcionamiento y resistencia al magnetismo, de acuerdo con la certificación del Swiss Federal Institute of Metrology (METAS).

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